Ya han pasado más de 40 años desde que Bosch inventó el sensor de oxígeno y comenzó a producirlo en serie en 1976. Ese mismo año, las series 240/260 de Volvo fueron los primeros automóviles de pasajeros equipados con el nuevo sensor Bosch. A partir de entonces, la producción aumentó de forma constante y el sensor de oxígeno se convirtió en una herramienta esencial en la eficiencia de combustible y la reducción de emisiones de CO2. Hasta la fecha, Bosch ha producido una cantidad de mil millones de sensores de oxígeno. Tomó 32 años, de 1976 a 2008, para alcanzar la producción récord de 500 millones de piezas, pero solo ocho, de 2008 a 2016, para duplicar la producción a mil millones de sensores. Los sensores de oxígeno Bosch siguen encabezando el mercado por su prestigio de alta calidad; un atributo que ha caracterizado a Bosch desde sus inicios.